Señor, muéstranos cómo responder a nuestro prójimo
Al final de la parábola, Jesús le preguntó al maestro de la ley: ¿quién se comportó como prójimo del hombre herido? El maestro de la ley respondió “el que tuvo compasión de él”.
Al final de la parábola, Jesús le preguntó al maestro de la ley: ¿quién se comportó como prójimo del hombre herido? El maestro de la ley respondió “el que tuvo compasión de él”.
Un Samaritano se hizo cargo del hombre que había caído en manos de los ladrones.
El Buen Samaritano hizo lo que pudo según sus posibilidades: vertió vino y aceite y vendó las heridas del hombre y lo puso sobre su propio animal.
El sacerdote y el levita que pasan de largo pueden haber tenido buenas razones religiosas para no ayudar.
El maestro de la ley quería autojustificarse con la esperanza de que el prójimo al que debía amar fuese alguien de su propio pueblo y de su misma fe
La respuesta que el maestro de la ley da a Jesús puede parecer simple, extraída de los mandamientos bien conocidos de Dios.
“¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Esta pregunta crucial formulada por un maestro de la ley a Jesús sigue interpelando a todo creyente en Dios.
En el pasaje seleccionado para la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2024 (Lc 10,25-37), Jesús reafirmó la enseñanza judía tradicional del Dt 6,5 2Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas”; y de Lv 19,18b “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
No hay que tenerle miedo a la diversidad de carismas en la Iglesia.
¡Alégrate! Hoy cuarto domingo de Adviento, completamos nuestro itinerario de reflexión para celebrar la Natividad del Señor. El Dios con nosotros: el que vino, el que viene y el que vendrá