Una Iglesia que escucha: jóvenes, espiritualidad y teología del acompañamiento
El cierre de las Jornadas de Teología 2025 fue un acto de resonancia profunda entre generaciones, espiritualidades y contextos. Con el conversatorio titulado “Acompañar desde la teología: experiencias y perspectivas”, el evento ofreció una mirada testimonial y propositiva sobre el acompañamiento juvenil, protagonizada por Brilema Pérez (Diócesis de San Diego, EE.UU.) y Amalfi Sierralta (Bogotá, Colombia), dos voces que encarnan el futuro de una teología viva, relacional y esperanzada.
Desde su trabajo en la pastoral hispana en Estados Unidos, Brilema compartió el impacto del Quinto Encuentro Nacional como espacio fundante de discernimiento colectivo, escucha activa y articulación eclesial. Su experiencia mostró que acompañar jóvenes no es solo una tarea pastoral, sino una responsabilidad comunitaria que implica crear estructuras de formación y espacios de reconocimiento. Así nació en su diócesis una certificación para el ministerio juvenil hispano, enfocada en la formación espiritual, pastoral, humana e intelectual de jóvenes líderes. Además, narró iniciativas de abogacía migratoria, como caminatas comunitarias y misas por los migrantes, que han hecho del acompañamiento una acción transformadora. Para Brilema, acompañar es estar, escuchar y caminar junto a, reconociendo la presencia del Resucitado en medio del pueblo que se mueve.
Desde una perspectiva investigativa, teológica y pedagógica, Amalfi Sierralta presentó su proyecto “Al compás del corazón”, una propuesta de acompañamiento ignaciano para jóvenes universitarios javerianos, articulada desde la cura personalis y sustentada en el método de la teología de la acción latinoamericana (ver, juzgar, actuar). Amalfi abordó con claridad los desafíos contemporáneos de las búsquedas espirituales juveniles, que a menudo se dan fuera de los marcos institucionales tradicionales. Sin embargo, lejos de desaparecer, esas búsquedas se manifiestan como necesidad de sentido, paz, conexión y propósito vital. Su investigación detecta una espiritualidad vivida como camino de transformación, reconciliación y servicio, y destaca que la espiritualidad ignaciana ofrece una mediación poderosa para integrar cuerpo, mente, alma y comunidad.
La propuesta de Amalfi incluye un modelo pedagógico y espiritual que integra estructura, adaptabilidad, liderazgo ignaciano y creatividad, inspirado por la experiencia del Centro Pastoral San Francisco Javier. Ella subrayó que la experiencia personal es lugar de revelación, y que el acompañamiento debe posibilitar el cultivo de la interioridad, el discernimiento vocacional y la construcción de sentido. Frente a una juventud marcada por la incertidumbre, Amalfi ofrece una mirada lúcida: “la escucha es el principio teológico del acompañar”.
Durante el conversatorio, surgieron reflexiones en torno a la relación entre ciencia y teología, la distinción entre religión y espiritualidad, y el valor del testimonio como puente pedagógico. Las ponentes coincidieron en que acompañar no es controlar, sino habilitar el espacio donde el otro se reconcilia consigo, con Dios y con los demás. Fue también un momento de celebración intergeneracional al constatar que hay nuevas voces teológicas que ya acompañan con libertad, lucidez y compromiso.
El evento culminó con el agradecimiento del equipo organizador del Centro Sofía y la Universidad del Sagrado Corazón, y el anuncio de una colaboración con la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia para el desarrollo de nuevas certificaciones en acompañamiento espiritual. Se invitó a los participantes a continuar profundizando, compartiendo sus aprendizajes en sus comunidades y contribuyendo con nuevas propuestas de formación.
Las Jornadas de Teología 2025 concluyeron así con un horizonte abierto: una Iglesia que acompaña en clave sinodal y escucha a sus jóvenes no solo como destinatarios, sino como sujetos teológicos. El testimonio de Brilema y Amalfi nos recuerda que acompañar es una forma de encarnar el Evangelio en el presente, con ternura, lucidez y esperanza. Tras estas jornadas, el Centro Sofía de la Universidad del Sagrado Corazón, iniciara un proceso de discernimiento sobre su ser y hacer a la luz de las reflexiones compartidas en las Jornadas 2025. A todos los y las participantes, gratitud por lo vivido.