Sembrando la Esperanza para cosechar la Paz

Por Verónica Cabrera y José Rafael de la Torre, Centro Sofía.— El pasado jueves 24 de abril de 2025, culminamos la Ruta de la Esperanza y la Paz con la celebración de la Misa de la Octava de Pascua, marcando el cierre de un tiempo de profunda reflexión y acción que nos acompañó durante toda la Cuaresma, desde el Miércoles de Cenizas, el 5 de marzo. Esta ruta, inspirada en el lema “Sembrando la Esperanza para cosechar la Paz”, integró diversos espacios de crecimiento espiritual, de voluntariado, reflexiones en el espacio digital, entre otras actividades segùn los componentes del Centro Sofia con el objetivo de convocar a estudiantes, empleados y a toda la comunidad universitaria en una experiencia transformadora.

Durante la Eucaristía de cierre, celebrada con gozo y gratitud y presidida por nuestro Capellán Fray Yamil Samalot, OP, escuchamos los testimonios de dos participantes que vivieron de forma especial esta ruta. Ricardo Acevedo, uno de los 12 empleados que participaron en una experiencia de voluntariado durante la Semana Santa, con SFM Charities en Río Piedras, compartió su vivencia transformadora de servicio y encuentro. También Alanys de la Cruz, una de los 14 estudiantes que formaron parte del emotivo Vía Crucis: “Jesús y los jóvenes, una Cruz compartida”, nos ayudó a revivir el espíritu con el que caminamos la Cuaresma como comunidad de fe.

Uno de los momentos más significativos al finalizar la misa fue la presentación del Mural de la Ruta de la Esperanza y la Paz, una obra colectiva creada por cinco estudiantes representantes de las cinco escuelas académicas de la Universidad del Sagrado Corazón. Este mural no solo refleja las vivencias compartidas durante la Ruta por medio de fotografías, sino que también recoge las intenciones y reflexiones del crecimiento espiritual de los participantes de la Ruta. Además, los 5 estudiantes tuvieron la oportunidad de manifestar por medio de 5 dibujos la interpretación personal del impacto de las experiencias vividas en la Ruta en su proyecto educativo según la escuela a la que pertenecían. Los artistas fueron:

  • Sarah Muñiz, Escuela de Educación General
  • Andrés Ferrer, Escuela de Arte, Diseño e Industrias Creativas
  • Sebastián Muñiz, Escuela de Negocios
  • Stephanie Morillo, Escuela de Salud y Ciencias
  • Chiara Tarafa. Escuela de Comunicación Ferré Rangel

Estos jóvenes, junto a otros estudiantes sembraron esperanza y sentido en una obra que recoge las semillas cultivadas durante esta jornada espiritual. Descubrimos que en esta Ruta todos y todas fuimos semilla y terreno, sembradores y cosechadores, llamados a construir una comunidad puertorriqueña más auténticamente cristiana, solidaria en la justicia y la paz.

Cabe señalar que como parte del Vía Crucis que se realizó dentro de la Ruta, varios estudiantes unieron su talento y espiritualidad para representar cada estación. Algunos nos hicieron llegar su testimonio:

Alanys De la Cruz: “No cabe duda de que mi participación me llevó a entender que Dios se manifiesta en diferentes maneras y nos contacta cuando más lo necesitamos. En la reflexión de la estación #6, la cual me tocó leer decía sobre la importancia de aceptar nuestro físico, algo que me chocó debido a que antes criticaba mi apariencia. 

Otro momento que ocurrió durante el proceso fue cuando actué como una de las lloronas en la estación #8. Cuando estaba arrodillada hacia “Jesús”, sentí una mano en mi hombro derecho que me transmitía tranquilidad y seguridad. Al principio pensé que la mano era de Carolina, la chica que estaba actuando a mi lado, pero este no era el caso. Ella estaba arrodillada en el piso… la mano que yo sentí era Dios dejándome saber que todo estaba bien y que siempre está ahí para sus seguidores sin importar lo que pasa o donde estén. Esta experiencia fue inolvidable y lo volvería a hacer mil veces”

Annesmary S. Beauchamp: “Asistir y ser parte de la Vía Crucis fue una experiencia muy bonita, que no había vivido antes, conocer los caminos de Jesús. De esta experiencia me llevé que todos los jóvenes cargamos con nuestras propias cruces, es decir, nuestros propios tormentos y tenemos nuestras caídas en la vida, pero hay que levantarse y seguir. Me ayudó a entender cómo esa vivencia se asemeja a la actualidad de hoy en día. Me ayudó a conectar con otras personas y conocer más sobre Dios.”

Andrés Ferrer: “Nunca había participado en un Vía Crucis en mi vida, pero gracias a que soy voluntario del Centro Sofia en Sagrado, tuve la oportunidad de poder participar en uno. En el evento del Vía Crucis, inesperadamente, me tocó interpretar a Jesús en alguna de las estaciones y cargar la cruz. Éramos dos estudiantes que interpretamos a Jesús. Este evento me ayudó a entender la Biblia y la práctica cristiana en profundidad y a descubrir que la cruz es mucho más pesada de lo que pensé.”

David Cruz Martínez:  “Mi experiencia en este Vía Crucis fue profundamente gratificante. Para mí, imitar la figura de Jesús es algo muy especial, porque me ayuda a parecerme cada día más a mi Padre. Ser de Jesús no es fácil; implica una preparación espiritual y emocional muy fuerte. No es solo actuar… es entregarse, dejar que el corazón hable y que el alma se rinda por completo. De hecho, la escena que más me impactó fue cuando Marieny, interpretando a María, en la estación “Jesús se encuentra con su santísima madre”. En ese momento, sentí algo muy fuerte dentro de mí. Me identifiqué con ese encuentro, con ese dolor, con esa ternura… y comprendí que cualquier persona que se disponga a representar estas figuras, con amor y entrega, puede vivir una transformación real. Solo hace falta tener el corazón abierto”.

Desde el Centro Sofía celebramos con alegría este camino recorrido, agradecidos por cada paso, cada gesto, cada espacio compartido. Que los frutos de la Ruta de la Esperanza y la Paz sigan inspirando a toda nuestra comunidad a vivir con esperanza y sembrar paz donde más se necesita.