El Papa de la esperanza y la alegría, con olor a oveja

COMUNICADO A LA COMUNIDAD, PRESIDENCIA

Con profundo pesar recibimos la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, cuyo testimonio de vida dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo.

Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, fue elegido Pontífice y Obispo de Roma el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el primer Papa jesuita y latinoamericano. Su pontificado estuvo marcado por su estilo austero, su fuerte compromiso con la justicia social y su énfasis en una Iglesia cercana a los más pobres y marginados.

Uno de los ejes fundamentales de su papado fue la sinodalidad, concepto que promovió incansablemente para renovar el modo de proceder de la Iglesia. Su apuesta por una Iglesia que “camina junta” tuvo su expresión más ambiciosa en el Sínodo sobre la Sinodalidad, iniciado en 2021 y concluido en 2024, con una profunda reflexión sobre el papel del Pueblo de Dios en la toma de decisiones eclesiales. La Asamblea Sinodal marcó un antes y un después en la manera en que la Iglesia entiende su misión, promoviendo una mayor participación de laicos, mujeres y jóvenes en la vida eclesial.

Francisco consolidó profundas reformas en la Curia Romana con la promulgación de la constitución apostólica Praedicate Evangelium en 2022, que reestructuró los organismos vaticanos bajo una óptica de servicio misionero.

A nivel pastoral, fue un férreo defensor de los migrantes y refugiados, abogando por su acogida y protección. Su histórica visita a la isla de Lampedusa en 2013, en su primer viaje apostólico, marcó el tono de su pontificado con un llamado a la compasión y la solidaridad frente a la crisis migratoria.

Su encíclica Fratelli Tutti (2020) reafirmó su visión de una Iglesia al servicio de la fraternidad universal, mientras que su histórica Laudato Si’ (2015) colocó el cuidado del medio ambiente en el centro de la agenda católica.

El Papa Francisco será también recordado por su inquebrantable testimonio de un Evangelio vivido con alegría y compromiso. En sus propias palabras, pronunciadas en su última bendición Urbi et Orbi en la Navidad de 2024: “La esperanza cristiana no defrauda. Confiemos en Dios, abramos el corazón y sigamos construyendo un mundo donde reine la fraternidad”. Esta convocatoria también la extendió a los jóvenes para que fueran la expresión del amor e hicieran vivir la esperanza. Desde nuestro proyecto universitario, acogemos la convocatoria de su Santidad y la vivimos desde nuestra misión.

Hoy, la Iglesia y el mundo despiden a un Papa que quiso ser, hasta el último día, un pastor con olor a oveja. Elevamos nuestras plegarias por su descanso eterno y renovamos nuestro compromiso con los valores que él nos transmitió: la fraternidad, el diálogo, el cuidado de la casa común y la opción preferencial por los pobres. Su testimonio permanecerá vivo en cada aula, en cada gesto de solidaridad y en cada búsqueda sincera de la verdad. Que el Señor, en su infinita misericordia, lo reciba en su paz.