Hoy, 27 de octubre: Jornada de Oración y Ayuno por la Paz convocada por el Papa.
En la catequesis del 18 de octubre de 2023, el papa Francisco hizo un llamamiento para realizar una jornada de oración y ayuno por la paz. En sus palabras sostuvo:
También hoy el pensamiento va a Israel y Palestina. Las víctimas aumentan y la situación en Gaza es desesperada. ¡Se haga, por favor, todo lo posible para evitar una catástrofe humanitaria!
Preocupa la posible prolongación del conflicto, mientras en el mundo ya hay muchos frentes de guerra abiertos. ¡Callen las armas! ¡Se escuche el grito de paz de los pueblos, de la gente, de los niños! Hermanos y hermanas, la guerra no resuelve ningún problema, solo siembra muerte y destrucción, aumenta el odio y multiplica la venganza. La guerra cancela el futuro. Exhorto a los creyentes a tomar en este conflicto una sola parte: la de la paz; pero no de palabra, con la oración, con la dedicación total.
Pensando en esto, he decidido convocar, el viernes 27 de octubre, una jornada de ayuno y oración, de penitencia, a la cual invito a unirse, de la forma que consideren oportuno, a las hermanas y los hermanos de las varias confesiones cristianas, los pertenecientes a otras religiones y a cuantos tienen en el corazón la causa de la paz en el mundo. Esa tarde a las 18.00 en San Pedro viviremos, en espíritu de penitencia, una hora de oración para implorar sobre nuestros días la paz, la paz en este mundo. Pido a todas las Iglesias particulares que participen, preparando iniciativas similares que involucren al Pueblo de Dios.
En sus palabras queda clara la invitación para los discípulos y discípulas de Jesús: «Exhorto a los creyentes a tomar en este conflicto una sola parte: la de la paz; pero no de palabra, con la oración, con la dedicación total». Para configurarnos como hombres y mujeres de paz; como creyentes bienaventurados y bienaventuradas de la paz, Francisco invita a «varias confesiones cristianas, los pertenecientes a otras religiones y a cuantos tienen en el corazón la causa de la paz en el mundo».
Finalmente, en la audiencia general del 25 de octubre, el Obispo de Roma sostuvo:
Pienso siempre en la grave situación en Palestina y en Israel: pido la liberación de los rehenes y el ingreso de las ayudas humanitarias a Gaza. Sigo rezando por quien sufre y esperando en caminos de paz, en Oriente Medio, en la martirizada Ucrania y en las otras regiones heridas por la guerra. Recuerdo a todos que el viernes 27 de octubre nos reuniremos a rezar para implorar la paz en el mundo.

Para preparar el corazón para nuestra oración personal y comunitaria, se pueden retomar las palabras del papa Francisco:
Extracto del mensaje para la L Jornada Mundial de la Paz 2017:
«La no violencia: un estilo de política para la paz»
Mi llamamiento
6. La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles. Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia.
Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades. Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio. Esto exige estar dispuestos a «aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso»[20]. Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad como estilo para realizar la historia y construir la amistad social. La no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto. Todo en el mundo está íntimamente interconectado[21]. Puede suceder que las diferencias generen choques: afrontémoslos de forma constructiva y no violenta, de manera que «las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida», conservando «las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna»[22].
La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa. El 1 de enero de 2017 comenzará su andadura el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ayudará a la Iglesia a promover, con creciente eficacia, «los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación» y de la solicitud hacia los emigrantes, «los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura»[23].
En conclusión
7. Como es tradición, firmo este Mensaje el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. María es Reina de la Paz. En el Nacimiento de su Hijo, los ángeles glorificaban a Dios deseando paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad (cf. Lc 2,14). Pidamos a la Virgen que sea ella quien nos guíe.
«Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla»[24]. En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz»[25].
Vaticano, 8 de diciembre de 2016
Oremos:
Pensamos que querías hacer del mundo un paraíso,
aniquilando las fronteras del hambre,
de la sed, de la muerte…
de esa pobreza que no termina de matar nunca.
Pensamos que aniquilarías,
que la guerra y el odio terminaría un día.
Pensamos en paz, riqueza y comida.
No podíamos entender
que permanecieran
los Enemigos del hombre,
Los Reyes de la tristeza.
Los Condenados a trabajar por nada,
los Campesinos sin tierra.
Las Certezas que son
virtudes huecas.
No entendimos que eras verso,
irracional, ilícito.
Contrario a la forma
y a los tiempos.
Amor que se muestra des-haciendose,
reventando la hora, los milenios.
Que solo te descubres caminando
a todo aquel que clama por su suerte.
Pero, ¿Cómo seguirte cuando por el mar te adentras?
¿Cómo hacer ley de la experiencia?
¿Quiénes son tus profetas?
¿A que saben las lágrimas de la pobreza?
¿Cuántos libros leer para apresarte?
¿En qué pan te haces carne?
¿En quién?
Pepe Castillo, sj