He estado más en casa, verdaderamente

Por Alexandra Alvarado Rosa

Siempre he sido una joven de mi hogar, me encanta compartir en familia y me fascina esconderme entre las paredes de mi habitación. Mi rutina antes de la cuarentena consistía en ir a la universidad, ir a la iglesia y regresar a casa. Ahora tengo una nueva rutina en el lugar que tanto amo, estando aislada de todos. Sin embargo, este nuevo tiempo me ha permitido comprender que antes, aunque seguía estando entre la estructura física de mi hogar, las responsabilidades académicas y de otros ámbitos impedían que yo mantuviera una relación más abundante con mi familia. 

Paradójicamente, estaba en casa, pero aislada de los que viven bajo mi mismo techo. Gracias a la cuarentena, he aprendido a entablar conversaciones con mi familia, aprendo cosas nuevas sobre sus intereses y puedo comprender que al igual que yo, ellos también tienen muchas metas por cumplir. Por su parte, me llevo gratas memorias de nuevas recetas de cocina que hemos aprendido a hacer en conjunto, como las fabulosas donitas a base de mezcla de pancake. También, atesoro en mi corazón las tardes en el balcón tomando aire fresco, sentada frente a una mesa vieja de madera y el rostro de mi abuela mientras sonríe al jugar al dominó o bingo y hacer sus chistes “mongos”. 

A pesar de tanta angustia, me he permitido compartir y hacer de este tiempo uno de profundo crecimiento. Me he permitido retomar todos esos asuntos que había dejado inconclusos, porque “no tenía tiempo para hacerlos”. De esta forma, exhorto a que no nos enfoquemos en el encierro, sino que busquemos algún motivo, aprendamos más y analicemos en qué podemos invertir tanto tiempo libre.