El quehacer teológico hoy desde la sinodalidad

Angela María Sierra[1]

Saludos cordiales y mis agradecimientos para:    

Hermana Madeline, Prof. José E. Hernández, Fray Yamil Samalot, hermanas del sagrado Corazón por su acogida y a la Dra. María Teresa Dávila y al profesor Marco Salas. A todos invitados/as presenciales y virtuales. 

Escuchando las motivaciones iniciales para estas jornadas, se enfatizó en la posibilidad de soñar…y me alegra que en este segundo momento podamos seguir compartiendo este espacio onírico.

“Yo tengo un sueño” […] decía Martín Luter King en su discurso emblemático del 63, y cuya convicción se extendió en el tiempo con fuerza y realidad, dando testimonio de que los sueños se hacen verdad cuando existen compromisos y acciones concretas a pesar de su propia vida.

Al regresar la mirada hacia la sinodalidad, Francisco nos plantea de nuevo un sueño “renovar nuestro caminar juntos”. Para mí en concreto desde mi ser de teóloga, mujer, laica y docente esta invitación me estimula a reflexionar acerca de lo que significan los alcances que puede tener esta invitación para la disciplina teológica.

Cuando hablamos de sinodalidad, nos remitimos necesariamente a la metáfora de del peregrino, porque no es cualquier caminar es un caminar con un sentido profundamente arraigado al Evangelio, es decir el camino está marcado por la voz del evangelista cuando afirma: “Busca primero el Reino” (Mt 6,33). En pocas palabras, la fuente y el fin son claros lo único que tendríamos que hacer es retornar a esta primera invitación para avanzar.

Una sociedad sedentaria como la nuestra no alcanza a dimensionar que significa emprender un camino como lo hacen las culturas nómadas en medio de los desafíos de un desierto. No sabemos que es buscar comida y agua, asuntos tan básicos para sobrevivir, o que es vivir con la ilusión de llegar a una tierra fértil donde pueda crecer una familia y una comunidad con tranquilidad. Aunque sabemos que millones de personas en el mundo por diversos motivos, en estos momentos están caminando y anhelando, que sería la emocionalidad propia de esta acción, buscando nuevas oportunidades, tal vez reconocimiento y muy seguramente paz.

Lo que, si podemos hacer limitadamente, es seguir su testimonio y buscar lo esencial… y junto al salmista clamar: ¡¡Señor Tengo sed de ti!! (Sal 63) Para mi…último fin y deseo de la Teología, seguro el único sueño.

Por todo lo anterior veo en el espacio de estas jornadas una oportunidad maravillosa para expresar mi sentir y mis deseos de construir juntos/as nuevas posibilidades teológicas.

Plantearé para ello 7 aspectos que por supuesto pretendo sean sólo motivo de provocación para la conversación y el debate. Podemos enriquecer esta perspectiva con otras miradas que susciten nuevos planteamientos…eso espero. Siguiendo las palabras de la teóloga brasilera María Clara Lucchetti, “dicha reflexión nos encaminará hacia nuestra conclusión, según la cual la teología hoy está desafiada a encontrar ciudadanía entre los saberes posmodernos y en el tejido plural de la sociedad y de la Iglesia, y a ser más narrativa que especulativa, más dialogante que impositiva[1], más excéntrica que endógena.”[2]

Y con este mismo espíritu los siete aspectos están en la línea de construir una teología más:

Encarnada, más inspirada y apasionada, más consciente de la vulnerabilidad, más promotora de la madurez del creyente, más inclusiva y por su puesto más catequética y transformadora. Al final de cada ítem plantearé algunas preguntas que pueden tomar como propias o construir unas nuevas para suscitar nuevos derroteros.

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1. ENCARNACIÓN

“Y la Palabra se hizo carne y estableció su tienda entre nosotros” (Jn 1,14). 

Con esta metáfora, nacida en una cultura nómada, el evangelio de Juan expresa la clave de la fe cristiana en la cual se subraya la importancia central que el cuerpo” Así lo recuerda la teóloga y biblista española Carmen Bernabé. Para Achondo,

El cuerpo, en cuanto exceso de significado, es también un territorio y una membrana en donde se acoge o rechaza al otro. Desde ahí la teología y la ética son desafiadas a repensar la realidad corporal en la perspectiva de una verdadera compasión, confianza y lenguaje que den cuenta de la complejidad del cuerpo maltratado.[3]

No sólo nos duele nuestro cuerpo personal, nos duele el cuerpo familiar, el de país, pero también el de planeta, cuando vemos que continúan las guerras y la casa común, el cuerpo de todos, está enfermo de muerte. Podemos entonces afirmar con Solá que… “el cuerpo es una mediación ya que tiene una capacidad relacional fundamental. Ésta, por cierto, es la que le permite “dialogar” o favorecer el encuentro”[4]

En la experiencia creyente, es inevitable recuperar la dimensión encarnatoria, para Nouwen:

El cuerpo cuenta una historia espiritual. El cuerpo no es meramente cuerpo, sino una expresión del espíritu del ser humano, y la vida verdaderamente espiritual es una vida encarnada. Por eso creo en la encarnación- que Dios se hace carne, que entra en nuestra carne, en nuestro cuerpo-. Lo cual significa que cuando uno toca un cuerpo está tocando la vida divina: eso es lo que me lleva a creer en la encarnación. No hay vida divina alguna al margen del cuerpo, porque Dios decidió, revestirse de un cuerpo, hacerse cuerpo[5]

Emma Martínez, teóloga española quien trabaja ampliamente el tema del cuerpo afirma,

Los seres humanos podemos vivir la experiencia mística de traspasar las fronteras de la propia piel para abrirnos a los demás y reconocer con asombro agradecido que todo otro es “carne de mi carne y hueso de mis huesos” (Gn 2,23) y que cerrarme al hermano es cerrarme a mi propia carne (Is.58, 7).[6]

Preguntas:

¿Nos sentimos realmente encarnados?, ¿sentimos lo que pasa en nuestros cuerpos y en los cuerpos colectivos que habitamos?, ayer hablaban de la realidad en Puerto Rico y se sentía el anhelo de una comunión corporal… particularmente como colombiana me cuestiona que significa para e/la creyente […] la búsqueda incansable de tantas madres y padres que aún no han recuperado el cuerpo desaparecido de un hijo o hija por causa de la violencia.

2. INSPIRACIÓN 

En este punto quiero recurrir a la pregunta por nuestra nutrición espiritual, aquello que nos distingue de organizaciones sociales, ONG’s, o distintos movimientos humanitarios. 

Aquí veo dos movimientos uno más contemplativo alineado con el silencio, la introspección, la quietud. Y otro más atento, activo y comprometido.

Frente al primero, es indispensable, parar, aquietarnos, silenciarnos, entre otras para no caer en un activismo sin sentido y agotador, lo que en el mundo moderno llamamos elegantemente burnout, o agotamiento extremo.

Pablo D´Ors, (lo traigo a colación porque estuvo hace unas semanas en Javeriana), nos recuerda cuestiones vitales de la inspiración tales como la meditación y el silencio el asunto de los “ojos cerrados”: dice este autor en su magnífico libro la biografía del silencio: “Gracias a la meditación se aprende a no querer ir a ningún lugar distinto a aquel en que se está; se quiere estar en el que se está, pero plenamente…comprender que todo es un misterio. Para la persona[7] que medita –hoy lo veo así–, no hay distinción entre sagrado y profano”.[8]. Sería como dice la canción de Carlos Vives y Melendi… Saltar hacia adentro. (Se las recomiendo es una canción bastante espiritual).

Este primer momento, nos capacita para la segunda dinámica. Lucchetti afirma, “la mística, en la tradición judeo-cristiana, es una mística de ojos abiertos. La experiencia mística, así, no consiste tanto en tener visiones extraordinarias, como en tener una visión nueva de toda la realidad, al descubrir a Dios- misterio como su última verdad, como su fundamento vivo, actuante y siempre nuevo”.

Propiciar los dos movimientos trae como consecuencia, una experiencia como la de Etty Hillesum esta joven que escribe en medio del holocausto, y que de manera muy conmovedora relata su inspiración el 12 de julio de 1942.

Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña: me abstendré de colgar en este día, como otros tantos pesos, las angustias que me inspira el futuro. Pero esto requiere cierto entrenamiento. De momento, a cada día le basta su pena. Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí, pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Sin embargo, hay una cosa que se me presenta cada vez con mayor claridad: no eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Esto es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, ¡Dios mío!

Estos ojos cerrados y abiertos, que se sostiene en la Palabra para inspirarse se evidencia en la acción transformadora que describe Rivas:

La experiencia latino-americana ha mostrado cómo ese contacto directo del pueblo con la Palabra de Dios robusteció su fe y cómo la propia palabra, en el corazón del pueblo, recuperó su carácter de evangelio. Las comunidades que han colocado la Palabra de Dios en el centro de su peregrinar de fe experimentan la radical proximidad de Dios en su propio caminar, experimentan a Dios mismo comprometiéndose y sustentando la construcción de la fraternidad de su reinado.[9]

La mística nos hace libres, es el espacio de la verdadera comunión y de la decisión por construir juntos una hermandad universal y transversal, un sinónimo de mística podría ser el Amor, único sentido y propósito. La teología ha de reverenciar este Amor, que a veces damos por su puesto, ojalá de rodillas para reconocerlo.

Preguntas:

¿De qué fuentes nos estamos nutriendo? ¿entre tanta oferta espiritual, será que se nos ha refundido el sencillo y contundente llamado del Evangelio? ¿nuestros ojos están cerrados frente a la realidad? ¿No vemos nuestro interior?

3. MADUREZ

Últimamente y de manera casi obsesiva, lo que veo en los ámbitos académicos y cotidianos es una prolongación muy marcada de la adolescencia. Una incapacidad para asumirse como adultos, de comprometerse, de ser creativos.

Necesitamos una iglesia madura, que se haga cargo de sus errores, que asuma lo con responsabilidad sus equivocaciones y desatinos, pero también que siga valorando sus potencialidades y continue haciendo camino. Que no necesite permiso para apostarle a lo fundamental… como decía ayer María Teresa que se atreva.

Otro aspecto asociado a la madurez es la posibilidad del discernimiento. Con un laicado maduro la iglesia puede avanzar y ser testimonio como ya lo anunciaba el CVII. “Se necesita la presencia del laicado, que en su actuar no separe lo profano de lo sagrado sino más bien que su testimonio sea para consagrar los ámbitos en los que se desenvuelve (trabajo, vida de familia, vida política, espacio educativo, descanso, ocio etc.) Allí donde la vida transcurre”.[10] A propósito del discernimiento y hablando específicamente del matrimonio Francisco en AL insta a reconocer:

Nos cuesta dejar espacio a la conciencia de los fieles, que muchas veces responden lo mejor posible al Evangelio en medio de sus límites y pueden desarrollar su propio discernimiento ante situaciones donde se rompen todos los esquemas. Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas.[11]

Un cristiano libre, actúa desde con la garantía del espíritu discipular: No puede perder el horizonte unos pasos por la voz que dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6)

Preguntas:

Propiciamos en nuestros espacios eclesiales la promoción de personas maduras ¿actúo desde la madurez cristiana? ¿Sigo culpando a gobernadores o instancias mayores de lo que pasa?

¿Asumo las consecuencias de mi experiencia creyente?

4. VULNERABILIDAD

Somos seres indigentes y en medio de esta indigencia “Dios se ha doblegado a la condición humana, con todo lo que ello significa en términos de fragilidad y vulnerabilidad”. 

Podemos afirmar que la conciencia de la vulnerabilidad nos pone en un lugar seguro y a la vez creativo, porque genera la necesidad de estar presentes, de tener relaciones de ayuda y de evitar el aislamiento, para gestar un cuidado colectivo. Para Torralba,  el ser humano, como toda entidad mundana, es vulnerable. Esta vulnerabilidad, inherente a su condición, puede ser asumida y apropiada de un modo consciente. Lo expresa Karl Jaspers en estos términos: “De todo lo viviente, el hombre es el único que sabe su finitud”. Y continua el autor “la vulnerabilidad constitutiva del ser humano es, a la par, la condición de posibilidad del cuidado, pero también el límite insuperable del cuidar. Si los seres humanos fuésemos dioses, no necesitaríamos ser cuidados, puesto que no padeceríamos necesidad alguna, pero no es ésta nuestra situación en la existencia. Somos vulnerables desde un punto de vista ontológico, y sólo si nos cuidamos podemos permanecer en el ser.[12]

En esta invitación a caminar juntos/as cabe resaltar la importancia de mirar a nuestro alrededor, parar un instante y reconocer la situación de nuestros compañeros/as de camino. Nadie está exento de los impases que se puedan presentar a lo largo del mismo. Pero será el cuidado y la consideración de los acompañantes lo que permita avanzar a pesar de las fragilidades.

Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto…Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.” (Lc 10, 30. 33-34)

En este punto sólo queda recordar la sabiduría y conmiseración de este hombre quien a pesar de sus propios afanes se detiene en el camino para “ver con compasión” y atender a un moribundo. Un personaje anónimo y extranjero sintetiza en su acción la predicación de Jesús. Por eso el relato termina con una pregunta y una respuesta contundente “¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»” (Lc 10, 36-37). “¿Quién es santo? – se pregunta el poeta Kabir-: Aquel que es consciente del sufrimiento ajeno”, cita López en su libro las miróforas. Y en el decir de la antropóloga Veen Das “Negar el dolor del otro no es algo atribuible a deficiencias del intelecto, sino a las deficiencias del espíritu”. 

Francisco nos recuerda que,

Las obras de misericordia espirituales y corporales constituyen el núcleo del servicio de caridad de la Iglesia primitiva. Los cristianos de la primera generación compartían lo que tenían para que nadie entre ellos pasara necesidad (Cf. Hch 4,34-35) y se esforzaban por hacer de la comunidad un hogar acogedor, abierto a todas las situaciones humanas, listo para hacerse cargo de los más frágiles.[13]

En el encuentro aparecen dos fragilidades, a ejemplo de la pintura de Morot, sugerida por el profesor Bert Daelemans en la Lectio Inauguralis de la Facultad de Teología en febrero de este año titulada “Teología de la Vulnerabilidad: un recorrido a través del arte”[14]. La atención entonces a ejemplo de la Trinidad no está fija en algún personaje en particular si no en la relación que marca dicha fragilidad. Si apreciamos la pintura, “hasta el animal”, decía el profesor, debe abrir sus patas para recibir el peso del herido y el Samaritano lleva sus propios dolores que no es obstáculo para ser solidario. “El cuidado hace que surja un ser humano

complejo, sensible, solidario, amable y conectado con todo y con todos en el universo” son palabras de Boff[15].

También Koch citando a Francisco hace eco a lo salvífico del encuentro en la Exhortación Apostólica ‘Gaudete et Exultate’:

“… En medio de la tupida selva de preceptos y prescripciones, Jesús abre una brecha que permite distinguir dos rostros: el del Padre y el del hermano. No nos entrega dos fórmulas o dos preceptos más. Nos entrega dos rostros, o mejor, uno solo, el de Dios que se refleja en muchos. Porque en cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen viva de Dios. En efecto, el Señor, al final de los tiempos, plasmará su obra de arte con el desecho de esta humanidad vulnerable. Pues, ‘¿qué es lo que queda?’, ¿qué es lo que tiene valor en la vida?, ¿qué riquezas son las que no desaparecen? Sin duda, dos: El Señor y el prójimo. Estas riquezas no desaparecen” [Gaudete et Exsultate, 61].[16]

Preguntas:

¿Reconozco mi propia vulnerabilidad y la de mi prójimo? ¿me permito ser vulnerable?

¿Cuido desde mi ser vulnerable? ¿mi vulnerabilidad es un camino hacia Dios?

5. PASION / CELEBRACIÓN

La pasión, lo erótico entendido como conexión y fuerza de la vida, no es algo “intimista” … sino la puerta de comunicación con otros, con la naturaleza, con el mundo y la trascendencia.

A lo largo de mi ser teológico me ha acompañado esta cita de Gebara:

La Teología puede ser un clamor erótico, un grito por el misterio presente en las variadas situaciones de la vida e inclusive en la búsqueda de gozo sexual. Siento que necesitamos algo fuerte (como algo que nos despierta del letargo, la inanición y la indiferencia) una pasión capaz de despertar en nosotros el amor y el cuidado por todos los seres, por la naturaleza, por nosotros/as mismas. Es como si el cansancio de ver tanta destrucción nos adormeciera e impidiera crear nuevas acciones y nuevos significados para nuestra vida. [17]

La pasión no puede dejar de considerar la dimensión lúdica de la vida, que en lenguaje teológico sería lo litúrgico de la vida, que no es sólo un asunto cultual

En muchas sociedades chamánicas, nos ilustra Gabrielle Roth, bailarina y músico:

[…] si acudes a un chamán o a un curandero quejándose de estar desanimado o deprimido, te hará alguna de las siguientes preguntas: ¿Cuándo dejaste de danzar? […] ¿Cuándo dejaste de cantar?, ¿Cuándo dejaste de ser encantado por las historias? ¿Cuándo dejaste de encontrar consuelo en el dulce territorio del silencio? Donde hemos dejado de danzar, cantar, ser encantado por las historias o encontrar consuelo en el silencio es donde tenemos la experiencia de la pérdida del alma. Danzar, cantar, contar historias y silenciarnos son los cuatro ungüentos curativos universales.

Si los caminantes durante el camino no celebran, y simbólicamente no cantan, el recorrido se hace pesado, incluso en muchos momentos insoportable. De alguna manera la celebración nos ayuda a recordar el sentido, a recobrar fuerzas. Así es posible continuar y seguir caminando. 

Después de festejar los conocidos se hacen amigos, los amigos fortalecen su amistad y los amantes reafirman la fidelidad de su amor. Jesús asistió a muchos banquetes y comidas y allí acontecieron verdaderas transformaciones. Podemos ir de nuevo a personajes como Nicodemo, Zaqueo, los novios de Caná, los amigos de Betania y muchos más que se beneficiaron de un Jesús festivo, comilón y amistoso.

En ese devenir entre el silencio y la palabra y después de un camino de sufrimiento inevitable por la situación histórica, un personaje como Etty Hillesum culmina su relato de vida con una frase  inesperada y desafiante para las mismas circunstancias:“Hemos dejado el campo cantando”. Quien diría que, en un campo de concentración, en medio de tanto dolor y fragilidad alguien pudiera caminar hacia la muerte con esta particular actitud y que su palabra atravesada por el silencio se tornara en “canto”.[18] Por eso es la dueña de la frase: “la vida es bella a pesar de todo”

A veces nos mostramos como cristianos/as tristes acongojados, llenos de miedo y preocupación, más que ser testimonio de vida, somos testimonio de muerte, de stress, de soledad, portadores de malas noticias y no de una “buena nueva”. Y aquí quiero hacer alusión fragmentos de Octavio Paz. “piedra de sol”:

“se derrumban por un instante inmenso y vislumbramos nuestra unidad perdida, el desamparo que es ser hombres, la gloria que es ser hombres y compartir el pan, el sol, la muerte, el olvidado asombro de estar vivos”

Preguntas:

¿Estoy conectado/a con el Dios de la vida?, ¿celebro los detalles que día a día me regala la vida, ¿entre otros el de estar vivos?, ¿soy testimonio de una fe apasionada…en el camino con otros?

6. INCLUSIÓN

Tengo que reconocer que me gusta más la palabra reconocimiento que la palabra inclusión porque en realidad al usar la palabra inclusión lo que visualizamos en términos de lugar es que alguien está fuera y hacemos que entre. Pero en justa medida es que a los que llamamos excluidos están ahí pero no los vemos, entonces lo vital es mirarlos, reconocerlos. Para María Clara,

Nuestra sociedad sigue “produciendo” pobres y víctimas del progreso consumista, sin control, y esto es una demanda importante para la teología, que se caracteriza por ser una reflexión sobre la fe que opera por la caridad y el amor hecho de justicia. Todos son individuos, pues los seres humanos se asemejan en tanto poseen conciencia e individualidad; sin embargo, cada uno tiene su modo de ver el mundo, que es único, propio y singular. Las características comunes de la humanidad no niegan las diferencias y desigualdades inherentes a la calidad de los seres humanos.[19]

¿Cuál es la resistencia para reconocer que somos diversos? distintos todes? y que desde una mirada sistémica en mi están por ejemplo tanto la víctima como el victimario? Hellinger[20] con gran lucidez sistémica nos enseñó que todo lo que resisto afuera está gritando dentro para ser visto […] esto para mí es incluir y teológicamente para ser salvado.

Retomando la metáfora del caminar en algún momento necesitaremos para […] hacer una tienda y convertirla en morada […] Allí donde todos tengan un lugar, para ser para descansar para proyectar lo mejor de sí, para comer y celebrar.

Quiero cerrar con las palabras de Etty está mística del siglo XX en la entrada al diario del 24 de septiembre de 1942:

Habrá mucho que soportar y compartir juntos durante el invierno, siempre y cuando nos ayudemos a soportarlo el uno al otro: el frío, la oscuridad y el hambre. Y al mismo tiempo tenemos que ser conscientes de que compartimos este invierno con toda la humanidad, también con aquellos a quienes llamamos enemigos. Espero que entonces sintamos cómo estamos conectados en una gran unidad y cómo pertenecemos a los muchos frentes que están dispersos por todo el mundo.

 Para mí reflejo del anhelo de Jesús, tan evidente en el Evangelio de Juan.

“Padre santo, no sólo por ellos ruego,

sino también por los que crean en mí

por la palabra de ellos,

para que todos sean uno

como tú, Padre, en mí, y yo en ti,

que ellos también sean uno en nosotros,

para que el mundo crea

que tú me has enviado”. (Juan 17,20-21)

Preguntas:

¿Qué significa Incluir, reconocer? ¿me permito el diálogo con lo diverso? ¿reconozco limitaciones personales para incluir? ¿Qué significa en la experiencia eclesial, incluir?

BIBLIOGRAFÍA

Achondo Moya, Pedro Pablo. “La (no) metáfora del cuerpo. Cuerpo abusado, cuerpo torturado, cuerpo transfigurado”. Theologica Xaveriana vol. 71, 2021.

Boff, Leonardo. El cuidado esencial. Madrid: Editorial Trotta, 2002.

Daelemans, Bert. Lectio Inauguralis: “Teología de la Vulnerabilidad: un recorrido a través del arte”. Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana, febrero 6 /2024.

https://acortar.link/sl792s. (Consultado abril 30, 2024).

D´Ors, Pablo.  Biografía del Silencio. Madrid: Editorial Siruela, 2012.

Francisco, “La cultura del cuidado como camino de paz”, https://acortar.link/4t0ZGP  

________  Exhortación apostólica, Amoris Laetitia. https://acortar.link/Hk9C69.

Gebara, Ivone. “La danza del Eros o del deseo de ser”. En: Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana.N°38, Quito, 2001.

Koch, Maximiliano. “La significación del ‘encuentro’ en la formación de la identidad personal y comunitaria”. Trabajo de grado – Carrera de Teología Facultad de Teología. Pontificia Universidad Javeriana, 2018.

Lucchetti, María Clara. “Desafíos y tareas de la teología en América Latina hoy”, Theologica Xaveriana – Vol. 62, 2012.

Martínez, Emma “Aprender la sabiduría del cuidado de “sí mismo” https://acortar.link/SBJUhF. (Consultado abril 26 2024).

Müller, Wunibald. Besar es orar. Bilbao: Sal Terrae, 2005.

Rodríguez, Hermann (Compilador). Interpelaciones del papa Francisco a la Teología Hoy 

-Memorias Congreso internacional- Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología 2017.

Sierra, Angela María. Protocolo N° 5 Semillero de investigación Etty Hillesum: Itinerario vital e intelectual, 17 de mayo 2022. https://semilleroetty.wixsite.com/semilleroetty.

Sola Morales S. El cuerpo y la corporeidad simbólica como forma de mediación, Mediaciones sociales, Nº. 12, 2013.

Torralba, Francesc. “Hacia una antropología de la vulnerabilidad”. Revista Forma Vol. 02 ISSN 2013-7761 Tardor ’10.


[1] La cursiva es mía

[2] Lucchetti, “Desafíos y tareas de la teología en América Latina hoy”, 402.

[3] Achondo. “La (no) metáfora del cuerpo. Cuerpo abusado, cuerpo torturado, 1.

[4] Sola Morales S. El cuerpo y la corporeidad simbólica como forma de mediación, 49.

[5] Nouwen citado por Müller. Wunibald.  Besar es orar, 39.

[6] Martínez, “Aprender la sabiduría del cuidado de “sí mismo” https://acortar.link/SBJUhF.

[7] La cursiva es mía.

[8] D´Ors, Biografía del Silencio, 35

[9] Rivas, “A la escucha de la palabra: De la Dei Verbum al Papa Francisco” En:  Interpelaciones del Papa Francisco a la Teología Hoy. Rodríguez Osorio, Hermann (Compilador), 105.

[10] Sierra, “Vida sacramental, vida cotidiana y construcción de humanidad -Entre el clericalismo y la madurez del laicado-”, En: Interpelaciones del Papa Francisco a la Teología Hoy. Rodríguez Osorio, Hermann (Compilador), 440.

[11] Francisco, Amoris Laetitia, 37

[12] Torralba, “Hacia una antropología de la vulnerabilidad”, 25-26.

[13] Francisco, “La cultura del cuidado como camino de paz”, https://acortar.link/4t0ZGP  

[14] Daelemans, Lectio Inauguralis de la Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana. “Teología de la Vulnerabilidad: un recorrido a través del arte”. https://acortar.link/sl792s. 

[15] Boff, El cuidado esencial, 156.

[16] Koch, Maximiliano. “La significación del ‘encuentro’ en la formación de la identidad personal y comunitaria”, 84.  

[17] Gebara, Ivone. La danza del Eros o del deseo de ser, 10-11.

[18] Sierra, Protocolo N° 5 semillero de investigación Etty Hillesum. Itinerario vital e intelectual 17 de mayo 2022.

[19] Lucchetti, “Desafíos y tareas de la teología en América Latina hoy”, 401.

[20] Bert Hellinger, autor de los órdenes del Amor.


[1] Doctora Canónica en Teología, Universidad Pontificia Bolivariana (2022). Magister (2005) y Licenciada en Teología (1992) Pontificia Universidad Javeriana.  Docente de Teología del Matrimonio y la Familia, Teología sacramental. Líneas de investigación Teología y duelo, Teología y corporeidad. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Teología. Bogotá, Colombia.  Coach Tanatológico y de Vida. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Instituto de Ciencias de la Salud. (2015). Diplomada internacional psicogenealogía: entrenamiento terapéutico. Fundación universitaria San Pablo Unisanpablo (2023) https://orcid.org/0000000220916097. Correo electrónico: angela.sierra@javeriana.edu.co.