Muchos jóvenes también son juzgados sin ser escuchados. Pero Jesús, el inocente, camina con ellos para restaurar su dignidad.

Aunque rodeados de redes y ruido, muchos jóvenes cargan su cruz en silencio. Jesús la lleva con ellos.

Al querer encajar, muchos jóvenes pierden lo mejor de sí. Jesús, que caíste sin perder tu amor, ayuda a los jóvenes a reencontrarse con su esencia y su valor.

Muchos jóvenes anhelan el abrazo de una madre. Madre de Jesús, intercede por todos los que han perdido el calor de un amor materno verdadero.

Los jóvenes necesitan apoyo para seguir adelante. Señor, que abramos el corazón para reconocer que tú eres el Cirineo que no falla.

Los jóvenes desean recuperar su belleza interior. Jesús, límpianos con tu amor y devuélvenos el rostro que Dios soñó para nosotros.

Volver a caer hiere más profundamente. Señor, que tu ejemplo nos enseñe que cada caída puede convertirse en una nueva oportunidad.

Llorar con otros no basta, hay que luchar juntos. Jesús, enséñanos la compasión que transforma el dolor en compromiso.

Caer una y otra vez puede destruir la esperanza. Señor, levántanos con tu amor infinito y haznos descubrir nuestra fuerza en ti. 

A muchos jóvenes les han robado la inocencia y la dignidad. Jesús, revístenos de tu luz y restáuranos por dentro y por fuera.

Muchos jóvenes están clavados a situaciones que los destruyen. Tú, Señor, que fuiste clavado por amor, sálvalos y libéralos de sus cadenas.

Muchos jóvenes no encuentran salida a su sufrimiento. Señor Jesús, que tu muerte sea semilla de vida para quienes piensan que todo está perdido.

Todos necesitamos un amor que nos acoja sin condiciones. Jesús, acúnanos en los brazos del Padre y haznos descansar en tu paz.

Los jóvenes no son cifras ni etiquetas: son promesa, son vida. Señor Resucitado, despierta en ellos el jardín que habita en su interior.