A ustedes, los jóvenes protagonistas del “Verano del 19”

“Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán sus hijos y sus hijas; sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños” (Hechos 2, 17)

Comienza un nuevo año académico, sinónimo de oportunidades, metas y sueños por cumplir y construir. Una nueva vida que se gesta marcada significativamente por los hechos del “Verano del 19”. Esta experiencia tan importante necesita de una reflexión igualmente significativa. Desde la reflexión amplia y profunda, el “Verano del 19” puede convertirse en un verdadero acontecimiento transformador de nuestra identidad puertorriqueña. En este mensaje de inicio de año, pretendemos unirnos a esta reflexión.

Partamos del relato de Pentecostés, cuando se encendieron, desde una simbología hermosa, flamas del fuego del Espíritu en los corazones de los discípulos(as) de Jesús. Contemplando esta imagen nos preguntamos: ¿Cuáles fueron los sueños y visiones de los jóvenes tan llenos de ese Espíritu sensible y humano en este “Verano del 19”? 

¡Soñaron a su país libre de corrupción y de injusticias! 

¡Vieron a un país unido y lograron hacerlo realidad!

Ustedes, jóvenes, demostraron que sí poseen la semilla de esperanza para que otro mundo sea posible; otras relaciones sociales se hagan realidad; que puede existir otro modo de gobernanza. Esa semilla de esperanza cuando nos humanizamos y escuchamos los gritos y reclamos de nuestra gente que sufre y trabaja. 

Ustedes, jóvenes, poseen un Espíritu sensible, fiel a esa realidad que desenmascara las mentiras y que combate incansablemente la maldad. ¡Ustedes actuaron como Jesús! Frente a la maldad, reaccionaron con un amor incontrolable, dispuesto a dar de la propia vida para lograr libertad, sanación y plenitud. Se parecieron tanto a Jesús…  

Ustedes, jóvenes, nos dieron una lección magistral en espiritualidad. Nos enseñaron que no es una realidad estática y ajena a los problemas sociales. En ustedes vive ardientemente el espíritu de Jesús, ético y misericordioso, sensible a los sufrimientos de su pueblo.  Un espíritu que los llevó a liderar una salida masiva a la calle para gestar un proceso de liberación, de dar forma a lo que debe ser una justicia estructural. Jóvenes… ¡Así se hace creíble la experiencia diversa y plural de Dios en nuestra historia! 

Su fidelidad y gallardía es una esperanza activa, un signo visible de que la realidad puede cambiar para bien en Puerto Rico. Proponemos, que como comunidad sagradeña, trabajemos más fuerte por un futuro bueno, más justo y humano, buscándolo y construyéndolo, desde un espíritu de gratitud y celebración ante el logro alcanzado.

Hoy más que nunca, tenemos el reto de continuar educando personas con corazones sensibles como el de Jesús, desde una ética humanizadora; para que continúen siendo visionarios, valientes y emprendedores, corresponsables y partícipes en la construcción de un nuevo país. Gestando una nueva gobernanza que garantice estilos de vida saludables, sustentables y equitativos para todos y todas; así seremos testigos de esa comunidad puertorriqueña más solidaria en la justicia y la paz. 

¡Cuenten con nosotros!

Con mucho cariño y orgullo,

Hna. Madeline Ortiz Rivera, rscj

Directora 

y Equipo del

Centro de Pastoral Universitaria